A causa de esto viene el efecto antisudoral y desodorante al disminuir la acidez que provoca el sudor, y en consecuencia evitar la destrucción bacteriana, causa principal, junto con otras sustancias y toxinas eliminadas por este medio, del mal olor axilar.
En este estudio de 1,500 casos de extrasistolia ventricular esencial, se demuestra que la omisión de los desodorantes que contienen aluminio, que son todos los procesados industrialmente en todas sus presentaciones, constituye una de sus principales causas. La omisión de dichos productos como única medida, produjo la desaparición de la arritmia en el 76% de los casos, y agregando uno o dos antiarrítmicos a baja dosis en el 24% restante. Los resultados favorables encontrados sucedieron un mes después del inicio del tratamiento, y se mantuvieron hasta los seis meses en el 100% de ellos, únicamente evitando el desodorante industrializado.
El mecanismo de acción de este efecto benéfico no se conoce, por lo cual se ameritan nuevas investigaciones experimentales para determinarlo y para determinar si también estos productos tan difundidos tienen inherencia en la génesis de la hipertensión arterial y efecto local a tejidos vecinos (axila, mama), por acción de la retención de toxinas al bloquear la salida del sudor.
Los investigadores indican que el aluminio debe evitarse debido a que es causa de extrasistolia ventricular. Como alternativas naturales para evitar el mal olor axilar hay varias opciones, originadas de la experiencia popular:
- Hidróxido de magnesio (leche de magnesia), utilizado para las vías digestivas como antiácido y laxante,
- El bicarbonato (sal de sodio), el talco...entre otros
De éstas la que ha dado mejores resultados es el hidróxido de magnesio, que además de proteger del mal olor axilar actúa, como sal de magnesio que es, como antagonista del calcio. Su acción desodorante no se debe a su efecto antitranspirante o antisudoral como lo hace el aluminio, sino a la conversión del pH del medio axilar de ácido, por efecto del sudor, a alcalino, lo cual evita la destrucción bacteriana, y en consecuencia, el mal olor.
BERMUDEZ A, F, BERMUDEZ P, V, CANO P, C et al. El Desodorante Antitranspirante y su Efecto Arritmogénico por Acción del Aluminio: Experiencia Clínica y Electrocardiográfica en 1.500 Pacientes. AVFT, jul. 2000, vol.19, no.2, p.117-120. ISSN 0798-0264.